Con los niños(as) es maravilloso adentrarse en el mundo de los cuentos porque uno puede viajar en el tiempo: tanto al pasado, como al presente o al futuro. Realmente es muy fácil porque se escucha la historia y la imaginación vuela con un amplio repertorio en cuentos e historias que pueden ser vividas y bailadas. Porque los cuentos nos permiten recrearlos con expresión corporal y música.
¿Cómo lo logramos? Muy fácil y divertido porque al imaginar la historia, uno empieza a asumir a cada personaje y la forma de expresarse, no solo con la voz, pues lo primero que se crea son los movimientos del cuerpo. Por ejemplo, asumiendo una labor como la de los carpinteros, o la forma de moverse de los animales y los árboles. Además, al movimiento del personaje, le imprime las diferentes emociones: feliz, triste, enojado, asustado, sorprendido, entre otras. Y también ubica la historia en diferentes espacios físicos. Estos pueden ser: de la tierra al espacio, en el fondo del mar, en la granja cabalgando a caballo, o ¡en un gran castillo! Y listo, ¡a bailar cuentos se dijo!
Además, todas estas historias bailadas siempre traen un mensaje de colaboración, tolerancia, respeto a la diferencia, entre otros valores los cuales se aprenden más fácilmente pues cada niño(a): asume un rol, lo vivencia y lo expresa corporalmente dramatizándolo o bailándolo, como lo sientan e imprimiéndole su propia energía. Esto con la guía y una gran motivación por parte de la profesora, quien es parte activa para llevar a los niños(as) del cuento narrado a su expresión con el cuerpo y todos los sentidos, a través de la danza.
Angie Lizarazo
Coordinación Académica.