Antes, durante y después

Una vez que has elegido la esperanza, todo es posible. – Christopher Reeve

La vida en Por Un Mañana era ruidosa, alegre, divertida y llena de pequeñas historias… Niños y grandes disfrutábamos del día a día del jardín y no veíamos la hora de llegar a ese mundo especial donde aprender es un juego. Pero un día todo cambió, y todos tuvimos que variar nuestra forma de ser y de hacer las cosas…

La pandemia detuvo el ritmo de nuestras vidas: no podíamos ir al trabajo, al colegio, al parque o al mercado y debíamos estar en casa. Nos tocó frenar en seco aquí y en todo el mundo porque es un riesgo muy grande enfermarnos. Y hemos aprendido nuevas costumbres como usar tapabocas, lavarnos las manos tan perfectamente como un cirujano, cambiarnos la ropa al llegar a casa o utilizar otras formas de abrazar, saludar o consentir. Además, conocimos nuevas palabras como aislamiento, distancia social, cuarentena o el temido Covid 19, el cual en el mundo mágico de un niño parece más el nombre de una nave espacial que el de una enfermedad. Por ese virus, la ventana de nuestra casa se volvió el escenario del mundo que no podíamos tocar y nos tocó acostumbrarnos a vivir adentro, en familia, aislados. 

Pensándolo bien, no ha estado mal, pues hemos descubierto que el tiempo tiene otro ritmo más fácil y significativo. Y lo mejor de todo: hemos podido disfrutar de nuestros hijos, de nuestra pareja, de los tíos, los primos o de los abuelos; pues, aunque a veces no estemos juntos, la situación nos ha recordado que no hay nada más valioso que compartir en familia. Y que sólo el amor, el apoyo mutuo y el cuidado de todos, nos sacará adelante.

Y aunque nos duele pensar en los que se han enfermado y en los que han perdido a sus seres queridos. O nos asusta ver cómo los trabajos están en riesgo. Y es muy preocupante ver la gran cantidad de personas que sufren porque no tienen asegurada su vivienda, la comida, él mañana. Nos toca seguir adelante por nuestros niños.

Por eso decidimos reinventar el preescolar para llevarlo a sus casas, a sus manitas, a su corazón. Para acercarnos a ellos y abrazarlos con la palabra, la imagen, la risa… Para eso nuestras profesoras tuvieron que aprender a pasos acelerados la forma de hacerse presentes a través del computador, las videollamadas, el recreo en Zoom o los materiales y las cartillas en casa. Esas maestras sufrieron las angustias de enfrentar una pantalla, de ver a sus niños sin poderlos mimar o abrazar, y pasaron momentos difíciles porque nunca habían vivido la difícil experiencia de combinar las actividades preescolares en casa y la virtualidad. 

Muchas maestras han llorado, temblado, dudado. Pero lo han logrado, poco a poco, con valor y entereza. Todo porque aman su trabajo, su vocación y porque en su corazón están esos Tigres, Dinos, Micos, Elefantes, Leones, Jirafas, Cebras, Pollitos y Patos. Sus niños… los hijos de ustedes.

Y claro está que nada de esto hubiera sido posible, si las familias no se hubieran convertido en nuestro principal apoyo con su disposición y paciencia. Muchos padres, madres, abuelos y cuidadores también sufrieron, se preocuparon, se reinventaron y lograron ser los maestros en casa, a pesar de tener que cumplir casi al mismo tiempo, con las tareas del hogar y el trabajo.

¡Gracias, gracias, gracias! 

Entre todos hicimos del Preescolar en casa una realidad. Hemos vencido la distancia y pudimos llenar el día a día de nuestros niños de cuentos, canciones, colores, pinturas, versitos y nuevos conocimientos. Y lo más importante: les ayudamos a manejar el miedo y les hemos dado esperanza ante a esta realidad que ha dividido sus vidas y las nuestras en un antes y después de la pandemia.

¿Y después del aislamiento? 

Pues nos podremos reencontrar para disfrutar de nuestro hermoso jardín donde los días serán maravillosos, llenos de risas y de emocionantes reencuentros entre pequeños amigos con sus maestras.

Nosotras tendremos todos los cuidados y precauciones para volver. Sabremos construir un preescolar seguro para todos con las nuevas realidades: tapabocas, distancia social, limpieza extrema, abrazos distintos, y todos los requisitos que sean necesarios para volvernos a encontrar. Porque queremos seguir haciendo lo que hacemos bien: ofrecer un mundo mágico, lleno de buenas ideas y de amor en el que sus niños aprenderán a ir al colegio felices, seguros y confiando en el futuro que podremos soñar.

¡Nos veremos pronto porque vamos a vencer esta pandemia!