Las profesoras escriben: Ser docente virtual, un gran reto

Soy docente de preescolar desde hace 10 años y siempre me emociona mucho entrar a un aula de clases y ver a los niños con su sonrisa, con su frescura, con su alegría y con sus ocurrencias. Pero un día pasó algo inesperado: nos tuvimos que alejar, quedarnos en nuestras casas y tuve que empezar a ser docente virtual. 

Yo me pregunté ¿y ahora? ¿Cómo iré a hacer eso? Poco a poco empecé a buscar estrategias didácticas que pudieran servirme para seguir con mi labor y poder no solo enseñar, sino transmitirle a los niños tranquilidad, alegría y de alguna manera hacerles sentir que estábamos juntos. 

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Sin embargo, los niños fueron los que me enseñaron cada día con su forma de ver la vida, con la emoción con la que se conectaban a sus clases para aprender y ver sus amigos, con sus opiniones espontáneas y sus respuestas lógicas que a veces me hacía detenerme a pensar para entender su punto de vista. 

Fue así como entre cuentos, canciones, sumas, restas, letras, números y algunas anécdotas pasé lindos días. Anécdotas como la que me ocurrió un día con un niño cuando estábamos en la video llamada (donde compartimos un rato y me cuentan algo de su diario vivir) y cuando nos íbamos a despedir me dijo: “adiós Sandra, te quiero mucho” y abrazo muy fuerte su teléfono celular y termino diciendo: “te di un gran abrazo” y como era de esperarse tuve mil sentimientos encontrados y solo agradecí porque sé que aunque no pudo ser un abrazo de contacto fue un abrazo del alma. 

Estoy segura que cuando regresemos al jardín, será también un aprendizaje significativo, porque además de reencontrarnos será un momento único para hablar y reflexionar sobre lo que cada uno hizo en el aislamiento: de cómo se sintieron, qué aprendieron, qué extrañaron, qué fue lo que más les gustó, etc. 

Será un día grandioso que todos estamos anhelando, donde jugaremos mucho y disfrutaremos cada espacio y cada momento. 

Puedo concluir que ser docente virtual además de ser un gran reto, me ha permitido aprender y crecer como profesional, aflorar talentos escondidos y seguir reinventándome cada día. 

Sandra Milena Mateus 
Salón Dinosaurio